Los museos o galerías de arte necesitan del público, como las tiendas de sus clientes y para esto es necesario contar con una propuesta atractiva.
No hace mucho tiempo que se realizan muestras dónde los concurrentes tienen que hacer largas colas para poder ingresar, debido al éxito de la convocatoria. Como es el caso de la ultima muestra de Leandro Erlich en el Malba, su mayor atractivo era que uno como visitante podía formar parte de la mayoría de las obras exhibidas.

Quién no quería la foto dentro de la pileta para poder publicarla en Instragam?
Ya no es novedad que cada vez más necesitamos dejar de solo ver para pasar a hacer. Y no muy lentos, en Malba, luego que finalizára la muestra de Erlich se inauguro la de Ernesto Neto, donde sigue siendo arte interactivo. Mientras, en Fundación P.R.O.A, se encuentra la muestra de Anish Kapoor, y adivinen qué? obviamente... el público también puede interactuar con algunas de sus obras.

Así como los museos, cada vez más inauguran muestras de arte donde las obras son instalaciones, para que el publico pueda recorrerlas o simplemente sacarse una selfie para subir a sus redes, el retail no se quedó atrás y se sumó a esta tendencia, invirtiendo dinero y metros cuadrados de las tiendas, destinándolo a diferentes instalaciones.

Estas instalaciones pueden ser de pequeña escala o de gran tamaño, puede que sólo nos cuente un concepto o que sea soporte de alguna promoción. En este ultimo caso, además de demostrar que es "innovador", seguramente esta instalación ayude a rotar rápidamente el producto en ella exhibido.

Las tiendas comenzaron con un mostrador, donde el cliente tenía un rol pasivo, solo lo atendían y para él eso estaba bien. Hoy nos encontramos frente a un cliente activo, curioso, que ve el mostrador como un obstáculo, y es a este cliente al que tenemos que cautivar y encontrar la forma para que siga reconociéndose con la marca.
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